La autoestima tiene dos connotaciones diferentes (Tipos de Autoestima); una es la alta autoestima, que implica que el individuo piensa que él es “muy bueno”; otra muy diferente, es la baja autoestima que se relaciona con el hecho de que la persona cree no ser “lo suficientemente bueno”. La alta autoestima expresa el sentimiento de que uno es “lo suficientemente bueno”. El individuo siente que es una persona digna de la estima de los demás; se respeta por lo que es, pero no se teme ni espera que otros le teman; no se considera necesariamente superior a los otros, esto implica que el sujeto sabe como es, reconoce sus limitaciones y espera madurar y mejorar sus deficiencias.
Así es la expresión “Autoestima elevada” se relaciona con tener un sentido positivo del propio valor inherente como persona. La autoestima está constituida por sentimientos aprendidos y pensamientos positivos de “puedo lograrlo” en oposición a la actitud pesimista de “no puedo hacerlo”.
La clave para alcanzar una autoestima elevada es la disposición para asumir la responsabilidad de los sentimientos, deseos, pensamientos, aptitudes e intereses propios a aceptar los atributos personales en generales y actuar en consecuencia.
La baja autoestima, en cambio, implica la insatisfacción, el rechazo, el desprecio de sí mismo el individuo carece de respeto por el sí mismo que observa, el autorretrato es desagradable y se desearía que se distinto. Aquí, el sujeto se define como inútil y poco apreciado por los demás y puede reaccionar con actitud defensiva de ataque a aquellas personas y situaciones que percibe como agresoras.
Obviamente que esta diferenciación parte de la propia percepción y evaluación que el sujeto hace de sí mismo y de otras personas, conforme su actitud.
Por medio de la autoestima, dice Bonet (1994), el ser humano se percibe a nivel sensorial, piensa sobre sí mismo y sobre su comportamiento, se evalúa y los evalúa, siente, en consecuencia, emociones relacionadas consigo mismo.