Existen diferentes dimensiones del aprendizaje que pueden incidir en los procesos en el aula, Marzano y Pickering (2005), nombran cinco dimensiones estrechamente relacionadas con las actividades que docentes pueden proponer y transformar para llevar a cabo un aprendizaje más significativo, en ésta vía es necesario tomarlas en cuenta en la investigación:
- Las actitudes y percepciones positivas que se deben desarrollar en los estudiantes de acuerdo a la manera como se lleva a cabo el aprendizaje en el aula, éstos además deben ser conscientes de que sus percepciones influyen en su proceso. Las tareas a realizar deben ser valiosas para ellos y la creencia de que pueden desarrollarlas de manera adecuada es preponderante, esto a través de la claridad que tengan de lo que deben realizar, estas actividades deben relacionarse con las metas e intereses de los estudiantes ya que de esto depende el valor que le asignen. El ambiente a generar alrededor del aprendizaje debe ser de aceptación y comodidad, esto a través de una relación cordial maestro-estudiante. Las actitudes que el maestro tiene también deben ser monitoreadas ya que cuando son positivas se optimiza el desempeño de los educandos. Es importante además reconocer que todos los estudiantes son mundos diferentes que merecen la atención necesaria, cada uno tiene conocimientos, intereses, estilos de aprendizaje y habilidades diversas. Por otra parte se debe reforzar el trabajo en equipo, así se puede generar percepciones positivas entre estudiantes a través de su conocimiento y aceptación, logrando además mejorar sus desempeños.
- La adquisición e integración del conocimiento, tanto declarativo como procedimental. El primer tipo de conocimiento se enfoca en construir sentido recordando el conocimiento previo y relacionándolo con el nuevo, aquí puede ser muy útil el trabajar el contenido a través del uso de diversos sentidos. Asimismo estos autores referencian la estrategia S-Q-A desarrollada por Ogle (1986, citado en Marzano y Pickering 2005), en donde el estudiante primero identifica lo que sabe, después hace una lista de lo que quiere saber y por último reconoce lo que ha aprendido. En cuanto al conocimiento procedimental se debe enseñar al estudiante a construir modelos o conjuntos de pasos para aprender un proceso, y hacerlos conscientes de la necesidad de esta construcción y posterior interiorización.
- La extensión y refinación del conocimiento, esto a partir del desarrollo de procesos de razonamiento complejo, en donde se distingue: la comparación, a través de similitudes y diferencias entre diferentes aspectos; la clasificación, referido a la agrupación de categorías; la abstracción, por medio de la identificación y articulación de un tema; el razonamiento inductivo, relacionado con la extracción de conclusiones generales de algún tipo de información; el razonamiento deductivo, a través del uso de afirmaciones generales para llegar a conclusiones de información específica; la construcción de sistemas de fundamento para las declaraciones; la identificación y análisis de errores en el pensamiento, tales como la lógica fallida, las referencias débiles y la desinformación; y por último la identificación de perspectivas acerca de un tema.
- El uso significativo del conocimiento, esto a través de contextos que tengan sentido y relevancia para los estudiantes. Aquí se destacan algunos procesos de razonamiento como: la toma de decisiones, por medio del desarrollo y uso de criterios en la selección de opciones; la solución de problemas, que intervienen en el cumplimiento de objetivos; la invención, en el desarrollo de procesos originales para satisfacer necesidades específicas; la indagación experimental, poniendo a prueba explicaciones de fenómenos observados; la investigación, para identificar y resolver temas de los que existen confusiones; y el análisis de las partes de un sistema y su interacción.
- Los hábitos mentales, los cuales son necesarios para impulsar el aprendizaje además de aumentar la capacidad para aprender. Estos hábitos se articulan en tres categorías: el pensamiento crítico, a través de una mente abierta, siendo claro y preciso, y buscando claridad así como precisión, con respuestas apropiadas de acuerdo a la situación que se presente. El pensamiento creativo, por medio de la generación de estándares propios de evaluación y de formas nuevas de ver diversas situaciones. Y el pensamiento autorregulado, tomando en cuenta la supervisión del pensamiento, una planeación adecuada, una evaluación de la efectividad de las acciones e identificación y uso de recursos necesarios (Marzano y Pickering, 2005).
Las estrategias que los docentes usen en el ámbito educativo deben apuntar a cada una de estas dimensiones del aprendizaje con el fin de formar estudiantes íntegros, cómodos y conscientes de su proceso de aprendizaje, que propendan por implementar herramientas que los mismos docentes se han encargado de poner a su disposición, la labor del educador en este sentido es mucho más importante que impartir una serie de contenidos, debe tomar en cuenta que las estrategias que utilice pueden beneficiar o perjudicar el proceso de enseñanza-aprendizaje, y así actuar de manera sabia sobre éste. Aquí entran en juego las competencias que tenga el docente y la manera en cómo las utiliza y toma ventaja de éstas en su contexto laboral.