Así como a la comunicación en el mundo globalizado se le ha tratado como mercancía, la tecnología ha pasado de ser un medio de producción a ser un producto de consumo.

Y dentro de los avances tecnológicos que están consolidando al mundo neoliberal de nuestros días, están sin duda aquellos dedicados a la producción, distribución y fusión de la información, entre ellos por supuesto Internet; presentes en casi todos los aspectos de nuestra sociedad.

Estas innovaciones tecnológicas transformadas en mercancías por las empresas que las generan, están originalmente destinadas a segmentos poblacionales económicamente olventes, con lo cual se genera una brecha digital; una característica más dentro de las desigualdades económicas y sociales de nuestro globalizado tiempo. Tal como lo indica Luis Hortolano:

“Internet es el gran vehículo para intercomunicar culturas, pero llega bajo la impronta de la cultura americana y del idioma inglés, del predominio del valor del mercado sobre todas las cosas, de la entronización del poder económico por encima de cualquier otra fuerza… la expansión de los sistemas telemáticos no se ha hecho atendiendo al criterio de propiciar la comunicación entre todos los humanos, de generar un mayor conocimiento entre culturas, de permitir a los pobres acceder a la información, sino que se han expandido sólo entre los sectores solventes de la sociedad porque se han generado en el seno de empresas que, como tales, buscan el beneficio.” (Hortolano, 1999, p2).

Como es de suponerse, bajo esta perspectiva las disparidades entre las naciones y dentro de cada una de ellas se amplían, pues si tomamos en cuenta que la información además de mercancía se convierte en instrumento valioso para tomar decisiones, estos medios que transmiten información se convierten en centrales para el poder dominante.

“El poder y la prosperidad surgen de los grupos que han acumulado los conocimientos más valiosos en la identificación y resolución de problemas. Estos grupos se pueden encontrar cada vez con más frecuencia en muchos lugares del mundo, además de Estados Unidos. A medida que se acortan las distancias en todo el planeta, a través del progreso en las telecomunicaciones y el transporte, los grupos creativos en una nación están en condiciones de unir sus capacidades con los de otros países, a fin de ofrecer el mayor valor posible a los consumidores de casi todo el mundo. El nexo entre los distintos puntos estratégicos de la red mundial son las computadoras, los aparatos de fax, los satélites, los monitores de alta resolución y los módems, todos los cuales relacionan a los diseñadores, ingenieros, contratistas, concesionarios y vendedores de todo el mundo.” (Reich, 1993, citado por Trejo, 1995, capítulo 1 Política y economía en una creciente interrelación planetaria, 10).

Esta brecha digital, que se manifiesta en la capacidad de acceder, usar, manejar y apropiarse de las TIC, de a cuerdo a la clase social, o de la región económica mundial a la que se pertenezca, limita el intercambio comunicacional entre naciones e individuos, lo cual repercute en un desarrollo social una vez más desigual. Aplaza además la integración real de los países pobres frente al mundo industrializado.

Pero en los mismos países en vías de desarrollo, como en nuestra América Latina, esta brecha digital, por ejemplo entre los estudiantes acostumbrados a la utilización de estos recursos tecnológicos, y los que no; [diferenciación casi siempre en consonancia con la su clase social y económica], es mucho más peligrosa que la existente entre la región y el mundo desarrollado.

Por ello superar esta brecha y sumarla a los principios del desarrollo económico- social es uno de los grandes retos de nuestra época, que a decir de la Comisión Económica para América Latina y El Caribe [CEPAL] podría lograrse mediante la suma de esfuerzos tanto sociales como educativos:

“La superación del rezago y de las brechas educativas en la región exige aplicar tres estrategias simultáneas: el reconocimiento del derecho universal a la educación, el fortalecimiento de la continuidad de los alumnos en el sistema, y la adecuación institucional y pedagógica a los cambios culturales y tecnológicos. Con el fin de conciliar equidad con multiculturalismo y diferenciación de identidades, la educación debe conjugar su vocación igualitaria con la atención a las diferencias… El desarrollo educativo en América Latina y el Caribe aún se encuentra en transición desde sus niveles básicos a otros más complejos y, por lo tanto, enfrenta y comparte dos categorías de desafíos: los tradicionales y básicos, y los nuevos, relacionados con las nuevas tecnologías, la competitividad y la formación de ciudadanía.” (Comisión Económica para América Latina y El Caribe [CEPAL], 2002, p32).

Así, el uso de las TIC, sobre todo de Internet; no sólo conlleva cuestiones comunicativas y educativas, socialmente debe contemplarse por qué, para qué, cómo y dónde emplearlas.

By jolusafe5

Apasionado por los temas educativos, ciencias sociales y tecnología. Ingeniero en Computación y Sistemas por la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) . Maestría en Informática Aplicada por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). Estudiante de Maestría en Inteligencia Artificial por ALINNCO.

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